KOSOVO:El gobierno de Kosovo colapsa. Y lo hace en medio de una pandemia,
El gobierno de Kosovo colapsa. Y lo hace en medio de una pandemia, acusaciones de crímenes de guerra y una negociación «secreta» con Serbia.
La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad COVID-19, está causando sin duda un cambio de paradigma en las relaciones internacionales, pero también está tensando las agitadas dinámicas internas de algunos países. Algunos como Rumanía han salido de su crisis política otorgando de emergencia el poder a un Primer Ministro recientemente destituido por una moción de censura, pero hay ocasiones donde no es tan sencillo y el país se sume en un precipicio de crisis política, como el caso de Israel, que batalla por lograr la unidad ante la crisis sanitaria mediante un gobierno de concentración. Sin embargo, ya hemos podido ver el primer gobierno que cae en el mundo con la crisis sanitaria como detonante. Es el caso de Kosovo.
La sopa de siglas
Las últimas elecciones tuvieron lugar en octubre de 2019, dando la victoria al partido Autodeterminación (Vetëvendosje! o LVV) con el 26’27% de los votos. Este proceso aupó a su líder, el nacionalista y socialdemócrata Albin Curtin, al puesto de Primer Ministro de Kosovo el 3 de febrero de 2020. Venía de obtener un mejor resultado en las elecciones de 2017, pero una coalición entre partidos de derecha y socialdemócratas le había arrebatado la posibilidad de alcanzar el puesto. Desde la independencia autoproclamada en 2008, los cuatro gobiernos han estado copados por el fortísimo nacionalismo albanés de los antiguos líderes de la guerra y, según la Comisión Europea, la corrupción ha sido generalizada. El Primer Ministro, Ramush Haradinaj, cayó en agosto de 2019 por la causa abierta en el Tribunal de La Haya en la cuestión de sus crímenes en la Guerra de Kosovo como líder de la guerrilla albanokosovar UÇK. Entonces llegó el adelanto electoral de 2019. La coalición PANA de Haradinaj se quebró con su gobierno y la separación de los partidos facilitó la llegada al poder de Albin Curtin. Para entender la crisis política de Kosovo en marzo de 2020, se hace necesario entender la aritmética parlamentaria de la pasada legislatura, ya que esos partidos serían clave. PAN había surgido con el PDK y el AAK, del ex Primer Ministro, Ramush Haradinaj, desde la derecha conservadora, y el NISMA como partido socialdemócrata. A ellos se uniría el liberal AKR, conformando el PANA. Kurti entonces les acusó de dejar el Parlamento en manos de Serbia. La Liga Democrática de Kosovo o LDK, ahora segunda fuerza con el 24’55%, decidió en 2020 apoyar a Kurti y la crisis política parecía resuelta con el ejecutivo de coalición. De hecho, parte del éxito del LVV era su imagen como partido que llegaría a acabar con la corrupción frente a la vieja guardia kosovar.
Las grietas
Parecía también viable un acercamiento con Serbia, ya que en el mes de noviembre se introdujeron aranceles por valor del 100% al comercio con Serbia y Bosnia-Herzegovina que habían tensionado sustancialmente las relaciones. La intención era presionar a Serbia para que reconociera a Kosovo como país independiente, por lo que incluyó en la medida a Bosnia, donde reside una importante comunidad serbia dentro de la República Srpska. Del mismo modo, Kosovo criticaba la fructífera campaña de Serbia para restarle aliados diplomáticos, que le hizo perder 15 reconocimientos de soberanía desde 2017, el último de ellos el 2 de marzo con la decisión de Sierra Leona de retirar el reconocimiento de Kosovo como Estado independiente. Sus apoyos internacionales pasaron de 112 a 97. De especial relevancia es la falta de reconocimiento de Kosovo por países como China, Rusia o miembros de la UE como España, Grecia, Chipre, Rumanía y Eslovaquia. No obstante, la UE criticó fuertemente la ruptura de puentes al diálogo, mientras en EEUU algunas voces hablaban de retirar las tropas norteamericanas de Kosovo si no se retractaba. Serbia, que siempre ha negado la entrada en la ONU de su antigua provincia junto con aliados como Rusia, exigió la retirada arancelaria para poder comenzar el diálogo. Finalmente, en el mes de marzo, el nuevo gobierno retiró los aranceles que Kosovo había cruzado con Serbia y Bosnia-Herzegovina. Esto supondría un primer conflicto entre los socios de la coalición LVV-LDK. La UE siguió auspiciando un posible reconocimiento mutuo que nunca llegaría y se antoja más complicado ahora que Serbia rehúye de la Unión Europea por la prohibición que establecieron inicialmente de enviar material sanitario, ampliando la colaboración con China, del que Serbia ya era principal aliado económico en Europa.
La encrucijada
La autoproclamada república balcánica, igual que muchos otros territorios, se disponía a tomar medidas contra la pandemia de COVID-19 el día 23 de marzo mediante la orden gubernamental de limitar los movimientos de los ciudadanos entre las 10:00 y las 16:00, así como entre las 20:00 y las 06:00, bajo propuesta del Ministro de Sanidad, Arben Vitia. La decisión del ejecutivo de Kurti chocaba con el Presidente de Kosovo, Hashim Thaçi, quien además fue líder del PDK hasta 2016, y defendía la declaración de un Estado de Emergencia que le concedería mayores poderes –frente a su tradicional papel testimonial-. La bicefalia en Kosovo dejaría de aparecer únicamente en la invisible pero omnipresente águila negra albanesa. El Ministro del Interior, Agim Veliu, dentro de la cuota del LDK en la coalición, apoyaba la idea de declarar el Estado de Emergencia, lo que le había valido la destitución de su puesto el 18 de marzo, hiriendo de muerte a la coalición. Asimismo, Thaçi solicitó al Tribunal Constitucional la suspensión de la medida por saltarse la previa declaración del Estado de Emergencia y llamando, además, a la desobediencia sobre la limitación de movimientos. Kurti rechazaba la declaración del Estado de Emergencia por considerarlo desproporcionado para el escenario que vive el territorio. Acto seguido, el LDK presentó en el Parlamento una moción de censura contra el gobierno del que formaba parte. Se han sucedido las convocatorias a modo de movilización mediante caceroladas desde los balcones para protestar por las intenciones de ruptura del conservador LDK, junto a la cual tuvo lugar una recogida de firmas que reunió la voluntad de más de 10.000 personas por “falta de responsabilidad en el interés público y el bienestar”.
La caída
Estados Unidos se mostró a favor de la votación, del lado del LDK, en el marco de la política de presión que había situado sobre el gobierno de Kurti desde su formación, debido a su oposición a ciertos planes de paz norteamericanos en los Balcanes y su supuesta intención de acercamiento a Serbia. La cuestión de fondo fue la lucha entre EEUU y la UE sobre el proceder en la solución Serbia-Kosovo, tanto para un arreglo arancelario como para un potencial intercambio de territorios que avance en la línea de la homogeneidad étnica. Los lazos en el gobierno ya venían rotos. La destitución del Ministro del Interior solo fue la gota que colmó el vaso. A pesar de los llamados de Francia y Alemania para la formación de un gobierno de concentración por la coyuntura sanitaria, el 25 de marzo el Parlamento destituyó al Gobierno de Kosovo, tan solo 50 días después de su formación. 82 diputados apoyaron la moción tras casi 12 horas de debate parlamentario de final anunciado puesto que el LVV solo controlaba 29 de los 120 escaños. La sesión tuvo lugar a puerta cerrada y sin prensa debido a la grave crisis sanitaria de COVID-19 pero se retransmitió por la televisión pública.
El impasse
Pocos días después, el Ministro de Finanzas, ya en funciones proponía un paquete de emergencia fiscal para las empresas, costeando el salario de los trabajadores durante los próximos 2 meses, que pasaría a ser de 170€. La gestión de la crisis no puede ser afrontada en plenitud de competencias ni por el Primer Ministro y el Gabinete, por cuestiones de interinidad, ni por el Presidente, por la falta de declaración del Estado de Emergencia. No obstante, Thaçi aseguró el 27 de marzo que los siguientes pasos en la elección gubernamental se harían con arreglo constitucional. Las turbulencias arrecian cuando más hay en juego para Kosovo, en medio de la pandemia más grave de su historia como joven república independiente y en medio de las negociaciones con Serbia, de gran sensibilidad en función de quien dirija el país. Algunos analistas creen que Thaçi pronto podría haber firmado un acuerdo con la parte serbia, con apoyo de EEUU, y que descontentaría a ciertos sectores nacionalistas. Entre las acusaciones se encuentra la del Viceprimer Ministro interino de Kosovo, que apunta directamente a Mike Pompeo, el Secretario de Estado de EEUU por buscar la partición de Kosovo y la liquidación del Tribunal Especial de La Haya. En clave nacional, el Tribunal establece una investigación para los crímenes que los guerrilleros de UÇK podrían haber realizado entre 1998 y 1999, y este juicio podría afectar a destacados miembros de la oposición kosovar. Entre ellos, el propio Thaçi fue uno de los líderes políticos del ultranacionalista UÇK albanés. Sin embargo, el enviado especial de EEUU a las negociaciones asegura que es falsa la información sobre un posible acuerdo secreto que incluya la partición de Kosovo. Pompeo también negó las acusaciones en torno al Tribunal de La Haya.
Los pies de barro
La crisis política, sin embargo, no se puede dar por acabada, ya que Kurti seguirá en funciones hasta que se forme un nuevo gobierno. En las próximas semanas tratará de formar una mayoría alternativa, pero el Presidente Thaçi podría encargar la tarea a otro grupo, quizá reeditando una coalición de derechas como en la pasada legislatura. Parece poco probable un adelanto electoral después de las elecciones de 2019 debido a la generalizada cancelación de procesos consultivos en el mundo a causa de la pandemia del coronavirus. Es por ello que los partidos deberán elegir un nuevo gobierno inmersos en la actual y rocambolesca aritmética parlamentaria, formar un gobierno de concentración o bien sumirse en la aventura de disolver el legislativo posponiendo las elecciones para asumir la pandemia con un gobierno en funciones.
Fuente: Khalida Zaki y Alex Canorea
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